ArgentineWines.Com: 30 años descorchando la era digital del vino argentino.

En 1995, Argentina vivía un momento de ebullición en sus bodegas. Una revolución silenciosa, impulsada por la inversión en tecnología de punta y la búsqueda incansable de calidad, estaba transformando la vitivinicultura. Pero mientras el vino argentino comenzaba a ganar complejidad y elegancia en las fincas, su comunicación con el mundo seguía anclada en métodos del siglo pasado. La mayoría de las bodegas, muchas de ellas familiares, confiaban en el «boca a boca», los intermediarios y una frase que hoy, con el diario del lunes, suena casi suicida: «Nuestros clientes llegan por recomendación, no necesitamos internet».

Fue en ese contexto, casi como un acto de rebelión visionaria, que nació ArgentineWines.Com.

Los orígenes: Un módem, un cybercafé y una corazonada global

«En 1994, el acceso a internet en Argentina era casi una quimera, limitado a entornos académicos o militares», recuerdo. «Dos amigos, unos verdaderos pioneros, decidieron abrir el primer cybercafé de Buenos Aires, conectados al mundo a través de un módem de 28K cuya vibración y ruido al conectarse formaban la banda sonora de una nueva era.» Fue allí, en medio de ese ambiente futurista y experimental, donde vislumbré algo poderoso: internet no era solo una novedad tecnológica; era el megáfono perfecto para contarle al mundo la transformación que estaba ocurriendo en los viñedos argentinos.

El vino argentino, con su calidad en ascenso y un potencial inmenso, necesitaba romper el cascarón. No podíamos seguir siendo un secreto bien guardado. La web ofrecía la posibilidad de hablarle directo al consumidor global, sin intermediarios, sin barreras geográficas. Y con esa convicción, y el impulso de una iniciativa estrictamente privada, pusimos en marcha ArgentineWines.Com. El nombre, en inglés desde el principio, no fue casual: queríamos que nos encontraran en Tokio o Nueva York con la misma facilidad que en Mendoza.

Hitos: De la audacia inicial a los reconocimientos

Lanzar un proyecto digital sobre vino en una Argentina analógica implicó desafiar la resistencia y el escepticismo. Pero esa resistencia, lejos de frenarnos, nos empujó a innovar:

Vinoteca Virtual (2000)
La primera tienda online de vinos argentinos. Cuando la idea de comprar algo por internet parecía ciencia ficción, nosotros ya enviábamos cajas a nuestros clientes. Fue una apuesta osada que demostró que la desconfianza inicial podía superarse.

Newsletter Diario en Plena Crisis (2001)
Mientras el país se sumía en el colapso económico, hicimos algo contraintuitivo: pasamos de un boletín semanal a uno diario, enviado a las 3 AM para llegar a nuestros 30.000 suscriptores globales. «Era nuestra trinchera digital», recuerdo. Fue un salvavidas para muchas bodegas que encontraron en nuestro newsletter un puente vital con el exterior.

Los premios: El aval internacional
Que nos dijeran «nadie comprará vino sin probarlo» o que consideraran internet un gasto innecesario era frustrante. Pero los reconocimientos internacionales validaron nuestra visión: Medalla de Oro en Comunicación del Vino en el Salón del Vino de España (2002) y los Premios Francisco Oreglia (2005 y 2006) como Mejor Comunicación Internacional y Nacional. Demostramos que Argentina no solo hacía grandes vinos, sino que también podía comunicarlos de manera innovadora a nivel global.

La educación: Cultivando personas, no solo uvas
Pronto entendimos que, para que la revolución digital del vino fuera sostenible, había que formar a la gente. Detectamos que muchos apasionados querían emprender en el sector, pero carecían de las herramientas de gestión. Así, desde el año 2000, comenzamos a dictar:

Cursos de Degustación y Elaboración
Espacios prácticos para quienes querían profundizar conocimientos. Posgrados y cursos de extensión con la Facultad de Agronomía de UBA y Agronegocios de la U. de San Andrés: Durante 11 años, formamos a generaciones de profesionales que hoy dirigen o son propietarios de bodegas en Argentina. No solo enseñábamos sobre vinos, sino sobre cómo pensar y gestionar un proyecto vitivinícola.
Y de esa interacción con las nuevas generaciones, surgió otra idea disruptiva:

Concurso Internacional VinoSub30 (2004)
Un espacio donde los jueces son jóvenes menores de 30 años. Nos llamaron «herejes», pero queríamos dar voz a quienes estaban redefiniendo el consumo y la producción. Hoy, el concurso se celebra anualmente en Argentina, Brasil, España y Uruguay, demostrando que la frescura y la calidad pueden ir de la mano.

AWApp la aplicación premiada (2012)
La aplicación AWApp que permite la promoción y venta de vino en celulares y tablets. Nuestro proyecto, que concursó para el premio en Desarrollo Emprendedor de GCABA, fue realizado bajo la tutela de la Universidad de San Martín. Recibimos el Primer Premio en 2012 por su Plan de Negocios de parte de Desarrollo Emprendedor, Ministerio de Economía CABA.

Adaptación y enseñanzas: Las cicatrices del pionero
El camino no fue fácil. Enfrentamos la brecha digital extrema de los 90, la resistencia al e-commerce y, claro, las recurrentes crisis económicas argentinas. Equilibrar la pasión por el vino con las demandas técnicas y financieras del mundo digital fue un desafío constante. Pero aprendimos lecciones clave:

La innovación duele, pero resistirse al cambio por comodidad es el error más caro.
.El «boca a boca» mutó, hoy se les llama redes sociales, SEO, influencers. Mañana será IA, metaverso. Adaptarse es sobrevivir.
Las crisis son oportunidades. El newsletter diario en 2001 fue un ejemplo de cómo redoblar la apuesta en los peores momentos puede generar resultados inesperados. El contenido fue un puente cultural. Usamos la tecnología para traducir la pasión y el terroir argentino al mundo.

Legado y futuro: La posta está en sus manos
Después de 30 años, miro hacia atrás y veo que ArgentineWines.Com no solo anticipó el futuro digital del vino argentino; fuimos parte activa de su construcción. Fuimos pioneros en e-learning vitivinícola, en el uso de apps móviles premiadas y en la combinación de experiencias físicas y digitales (hoy llamadas phygital).

Nuestro mayor legado es la demostración de que la tecnología, bien usada, puede cambiar industrias enteras y potenciar la tradición. Que un periodista con una idea audaz puede romper inercias. Que los jóvenes tienen una voz fundamental.

A las nuevas generaciones de la industria del vino, quiero dejarles un mensaje que destila tres décadas de experiencia:

«La tecnología avanza a una velocidad vertiginosa (del módem de 28K a la IA, la Web3 y al 10G). Pero el corazón de todo sigue siendo el mismo: contar historias auténticas. Ya sea con un holograma en una etiqueta o un posteo en Instagram, quien no comunica con pasión y rigor se diluye. Nosotros tuvimos la suerte de vivir el momento de subirnos a internet. Ahora les toca a quienes nos siguen entender las nuevas herramientas y encontrar formas aún más creativas de llevar el vino argentino al siguiente nivel. El futuro no espera. Y la próxima revolución ya comenzó».

¿Qué queda por hacer? Todo
Explorar la Web3 y los NFTs de añadas históricas, usar la IA para recomendaciones personalizadas, comunicar la sustentabilidad con datos en tiempo real, expandir VinoSub30 a otros continentes… La aventura recién comienza.

«Queridos winelovers
Si algo aprendí es que las revoluciones no se predicen, se hacen. Imagino que dispondrán de herramientas que nosotros ni soñamos, pero la tarea será la misma: comunicar con autenticidad, educar sin egoísmo y atreverse a probar lo nuevo, como si se tratase de una copa de vino desconocido.
Nos tocó vivir en el momento justo. Ahora les toca a ustedes.

Salud, y que las ideas audaces los acompañen».

Daniel López Roca
ArgentineWines.Com

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