En los seis primeros meses del 2023, el volumen de vinos argentinos despachado fue de 96,5 millones de litros de vino, es decir un 31,7% menos. De acuerdo al informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), se exportaron 44,8 millones de litros menos con respecto al mismo período del año 2022. Los números de 2022 según el Observatorio Vitivinícola Argentino son los siguientes:
En todo el 2022, Argentina exportó vinos fraccionados a Estados Unidos por U$S220,27 millones. Esto indica que 29 de cada 100 litros que vende Argentina, van a parar a EEUU, que es su principal y mayor mercado.
En un segundo lugar se ubica Brasil con compras totales de vino argentino fraccionado en 2022 por U$S90,57 millones, seguido por Reino Unido con U$S79,05 millones.
La exportación de vino puede caer por diversas razones, como la competencia de otros países productores, la fluctuación de los tipos de cambio, las políticas comerciales restrictivas, los problemas de calidad del producto o las condiciones climáticas adversas que afectan la producción.
En el estudio “Wine Economics and Policy” publicado en Tánico se recopila un registro de datos sobre el comercio mundial de vino, con encuestas regulares a expertos internacionales. Aquí van algunas de las ideas más relevantes que hay en sus 160 páginas.
Sobre Producción:
Las condiciones meteorológicas y económicas generan fuertes variaciones anuales en la producción de vino.
La producción tuvo un mínimo histórico en 2017 y un máximo en 2018.
Se producen alrededor de 30 millones de litros de vino más de lo que se consume a nivel mundial.🤔
Sobre Consumo:
El consumo global de vino es más estable, con un aumento constante hasta 2007 y una ligera disminución a partir de 2017, relacionada con la reducción de las importaciones de vino a China y la posterior pandemia.
Desde 2009 el consumo es relativamente estable y se sitúa en 240 millones de hectolitros anuales.
Esta estabilidad no se ha visto muy acusada por la pandemia, la inflación, el aumento de costos o la guerra rusa en Ucrania.
Las cosechas escasas aumentan los precios del vino a granel, mientras que las cosechas abundantes reducen los precios.
La tendencia a la baja en el consumo aumenta la presión sobre los precios.
El consumo se ha estancado en volumen, pero hay “premiumización”: aumenta en valor.
En resumen, la disminución en la exportación de vinos argentinos puede atribuirse a una combinación de factores, que van desde la competencia internacional hasta condiciones climáticas adversas y cambios en los patrones de consumo global. La industria vitivinícola argentina puede necesitar adaptarse a estos desafíos para mantener su posición en los mercados internacionales.